CARTA A UN JOVEN PROFESOR

El otro día en clase nos presentaron un libro titulado “Carta a un joven profesor” y tuvimos la la oportunidad de leer el primer capítulo titulado “Entre el amor a los alumnos y el amor a el saber, no tenemos por qué elegir”. En él se nos presenta una dicotomía entre dos tipos de docentes: los maestros o maestras y los profesores o profesoras. El autor hace referencia a cómo la sociedad tiende a diferenciar la labor de los y las docentes que se dedican a la Educación Infantil y Primaria y los que se dedican a la Educación Secundaria.

En primer lugar, explica porque la sociedad realiza esta diferencia y la argumenta diciendo que los y las docentes que enseñan en las primeras etapas educativas son expertos en conocimientos de una manera general y que su trabajo está más enfocado en la psicología, mientras que los y las docentes que se sitúan en las instituciones educativas superiores están destinados a formar a los y las alumnas en un única materia.

En segundo lugar, el autor incita al lector a reflexionar si estas diferencias que se plantea la sociedad son verídicas o no. Por ello, se habla de lo que es enseñar, es decir, se explica que no importa la etapa educativa en la que se encuentre el alumnado porque, en ambos casos, se enfrenta a un conocimiento que desconoce y tiene a la figura del o la docente como guía o acompañante en el descubrimiento de un nuevo saber.

Finalmente, podemos decir que dependiendo de la etapa educativa los y las discentes aprenden unos conocimientos que van escalando en dificultad, pero este hecho no puede infravalorar los conocimientos que se trabajan en las primeras etapas educativas, ya que estos son los pilares de los conocimientos que se van adquiriendo a lo largo de la vida.

Para finalizar con esta entrada os dejo esta cita del capítulo para que reflexionéis:

“En cada aprendizaje el alumno se enfrenta a algo que le supera”